Los cereales han sido compañeros del desarrollo de los seres humanos desde hace miles de años, marcando la cualidad e influencia sobre distintas culturas.
El cereal, cuyo nombre proviene de la diosa Ceres, diosa de la agricultura, marca el inicio de la agricultura y, como tal, una relación con la tierra nutritiva y simbólica.
Cada semilla sembrada guarda en su interior la Luz de la Vida y esta despierta cuando un rayo de sol la atraviesa dándole su calor, así la planta nace y crece con un fuerte enraizamiento a la Tierra y su mundo mineral, como una de sus cualidades, que desprenderá al ser ingerida por el Ser Humano.
En el grupo de 3º y 4º de educación Primaria hemos comenzado a conocer los cereales y durante cuatro días hemos ayudado a las semillas a despertar invocando la fuerza de los elementos a través de los días, así el lunes le pedimos a la luna que con el agua le llegara su fuerza, el martes al fuego que despertara su calor, el miércoles que el aire la dirigiera al cielo y el jueves las llevamos germinadas a la tierra para que sus raíces crezcan fuertes y profundas y se puedan levantar hacia la luz.
En este proceso simbólico de conocer los cereales, revivimos la evolución del ser humano, el abandono del paraíso como símbolo de la primera infancia y nos introducimos en el conocimiento del mundo a través de la fuerza transformadora del ser humano.