Cada año se inicia el proceso de creación teatral con una inmersión en el ambiente y las imágenes de la historia, a través de narraciones que ofrecen la visión global. Partiendo de la idea general paso a paso nos acercamos a lo particular, llegando por último al detalle.
Las aperturas dinámicas, rítmicas y coordinadas de movimiento, desarrollan la presencia, la escucha, la sincronía y la cohesión del grupo. Las ruedas de escucha fomentan la colaboración y la visión común del proceso.
Se forman grupos de niñas y niños que crean, preparan y presentan las diferentes escenas de la obra, para vivir la historia y conocer los personajes y las atmósferas que la conforman.
Finalmente se reparten los personajes y comienza un proceso más detallado que incluye movimiento, gesto y palabra. El arte de la palabra, la euritmia y la creación musical llenan el espacio de las artes escénicas. La participación en diferentes talleres como construcción de escenografía, guión, atrezzo, cartelería, vestuario, completan el proceso.
Se impulsa la creación colectiva, desarrollando la cooperación, la responsabilidad, la creatividad por un objetivo grupal.
La representación final de la obra aporta el crecimiento y la vivencia interior que es compartida con la comunidad.